(Por Mary Carmen Simon Gonzalez - 06/2002)

Cuando yo tenia ocho años y estudiaba en el colegio Alianza Israelita, conoci a una niña de mi misma edad, a partir de ese momento y durante mucho tiempo fuimos amigas inseparables, mejor dicho eramos como hermanas, nuestros gustos eran los mismos, pensabamos de la misma manera casi siempre, nuestros juegos de niñas  iban acompañados de risas y de buenas vibraciones, su casa era mi casa y mi casa era la suya.
A pesar de que ella era judia y yo española, jamas hubo un reproche entre nosotros, nuestras respectivas fiestas eran celebradas con respeto y su dios y el mio lo compartiamos con agrado.

Fuimos creciendo y nuestra adolescencia fue creciendo en cuerpo y en cariño, nuestros amores fueron diferentes como es logico, pero siempre juntas. Con ellos nos divertiamos y nos haciamos aun mas fuertes cuando venian las penas de amor. Desgraciadamente,ella marcho a Israel y entre un mar de lagrimas nos abrazamos y nos dijimos adios. Durante cuarenta años nos hemos recordado mutuamente y gracias a esta bendita pagina hemos sabido encontrarnos.

Hace tres meses, mi amiga y su marido vinieron a verme desde Raanana (Israel). No puedo deciros aquel encuentro y abrazo, eramos cuarenta años mas mayores, nuestros cuerpos y nuestras caras eran diferentes pero nuestros corazones estaban llenos del cariño que siempre nos habiamos tenido.